Inteligencia Emocional en educación temprana

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Desde el departamento de orientación comenzamos las sesiones sobre educación emocional con los grupos de KG2 y de Vorschule.

¿Por qué insisto tanto en el tema de las emociones? No es la primera ni última vez que escribo sobre ellas…

Porque ellas están siempre presentes. En cada momento de nuestra vida. A los jóvenes les digo: “cuando sentís que no sentís nada, algo estáis sintiendo. Conocer las emociones significa poner nombre a ese NADA, a ese BIEN o ese MAL.”

El objetivo de este trabajo es acostumbrar a nuestros hijos/alumnos a ser conscientes de sus emociones y de las de los demás desde bien pequeñitos. Es habituarles a hablar de sus emociones y tratarlas de manera natural, tanto las agradables como las desagradables (como la ira, la tristeza o la soledad). Si consiguiéramos que, desde infantil, los niños y las niñas fueran capaces de poner nombre a sus emociones y saber cómo gestionarlas, como tranquilizarse o tranquilizar a un/a amigo/a cuando lo necesite, se podrían evitar muchos conflictos interpersonales o intrapersonales en un futuro.

El desarrollo de la inteligencia emocional engloba ciertas competencias básicas entre las que se encuentran: el desarrollo de la empatía, la mejora en las habilidades sociales, en el autoconocimiento y en la autoestima y habilidades para la vida diaria.

Empecemos entonces a ser más conscientes de lo que sentimos en cada momento y a pensar sobre nuestras reacciones ante las emociones sentidas. ¿Son éstas las adecuadas?

Aristóteles dijo: “Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo”.

Siempre digo a las familias y al profesorado que el tema de las emociones es algo para trabajar a diario y en todas las etapas. La idea es llegar a adultos sabiendo qué nos pasa y por qué nos pasa aquello que estamos sintiendo y poder ponerle solución. No vamos a poder evitar las caídas de nuestros hijos e hijas, pero sí podemos darles las herramientas para levantarse lo antes posible y volver a caminar hacia adelante.

Este trabajo nos puede ayudar a autoevaluarnos también como adultos. ¿Somos nosotros inteligentes emocionalmente? ¿Sabemos gestionar adecuadamente nuestras emociones, sobre todo las desagradables? Nunca es tarde para aprender y practicar nuevas habilidades que nos ayuden a mejorar como personas, como profesionales y como padres/madres.

En breves colgaré en el apartado de “Psicóloga Escolar” de la homepage ideas para trabajar la educación emocional en casa, así como el contenido de las sesiones realizadas en el colegio.

Para saber más, obtener bibliografía o cualquier comentario, no dudes en contactarme al mail b.salvador@dsvalencia.org