EYP – European Youth Parliament en Valencia (22-24 de febrero de 2019)

eyp

NUESTRA EXPERIENCIA EN EL PARLAMENTO EUROPEO PARA JÓVENES

Un día como otro cualquiera llegó al aula nuestra profesora de Inglés, Frau Pfeiffer, y comenzó su clase. Sin embargo, esta vez nos trajo una novedad. Nos contó que una organización de la UE había organizado una asamblea en Valencia en la que podían participar unos pocos colegios con solo seis representantes cada uno. Esta asamblea tenía la función de congregar a jóvenes para que pudieran debatir sobre problemas que hoy día afectan a la UE y tratar de encontrar una solución.

La idea de participar fue bien acogida, ya que parecía una estupenda posibilidad de mejorar nuestro nivel de inglés y de poder aportar soluciones a problemas importantes. Venus Larsen Monleón, Diego Bächle Torrens, Emilio Llorca Sánchez, Darío Iglesias Valero, Gabriela Meyer Jiménez y Óscar Grisolía Monsalve aceptamos el reto.

El primer día nos convocaron a todos en el Museo Militar de Valencia para ir todos juntos al río Turia. Lo que nos esperaba allí eran jóvenes sobre los veinte años como responsables de la organización. En otros equipos había jóvenes, entre otros de colegios ingleses con excelente nivel de inglés. Esto nos hizo sentirnos algo intimidados y no sabíamos si estaríamos preparados para pasar un fin de semana hablando y debatiendo en inglés. Pero pronto se disiparon nuestras preocupaciones cuando vimos que los organizadores cantaban y bailaban canciones divertidas para que perdiéramos la vergüenza. Esto fue algo muy útil, porque luego, cuando nos distribuyeron en grupos, nos hizo sentirnos mejor. Tras cuatro horas de juegos intensivos en equipo, que nos permitieron acercarnos más a nuestros futuros compañeros de debate, nos marchamos a casa con alegría pensando en el día siguiente.

A las 9.00 comenzamos con el así llamado “Committee Work”. Allí debíamos presentar y discutir nuestro tema: “Qué medidas podría introducir la EU”. Eso era una tarea difícil que duró más de diez horas, pero que siempre estuvo acompañada de chistes y pequeños juegos para hacerlo todo más grato. Llegó el último día y tuvimos que levantarnos a las 5.30 para vestirnos elegantemente y preparar nuestro discurso ante la asamblea general. Esto fue algo más que un día complicado, en el que algunos tenían que hablar sobre un estrado. Los encendidos debates para averiguar si nuestras propuestas de solución coronarían los requisitos fueron muy intensivos y dinámicos. Cuando regresamos a casa  fuimos conscientes de lo que habíamos disfrutado ese fin de semana y cuánto nos había tocado en el corazón ese Parlamento.

Os animo, lectores, a que abandonéis vuestro “espacio de confort” y que os abráis al mundo participando en tales acontecimientos. Solo así comprenderéis, tal como me ha sucedido a mí, por qué hay tantos “locos” que quieren hacer de este mundo un lugar mejor con tanta pasión y lo importante que significa participar en ello.

 

Óscar Grisolía Monsalve 10-3